Disciplina China

viernes, 8 de enero de 2010

INICIACIÓN Y APRENDIZAJE (I)

iniciación y aprendizaje INICIACIÓN Y APRENDIZAJE (I)

Iniciación y Aprendizaje es el primer nivel de la Disciplina China.

A una sumisa hay que darle el valor y la devoción que necesita para que se sienta importante y en este aspecto el Señor mostrará su candidatura y credenciales para que ella decida por sus palabras, gestos e intenciones convertir al Señor más adecuado en Amo ya que es la sumisa la que tiene el poder para ello, desconfiando de quien le solicite cosas personales como fotos, web cam, msn o móvil porque a una sumisa hay que ganársela y para ello trabajarla día a día con sus miedos, lagunas, dudas y dificultades.

Ser sumisa no significa ser débil ni tener falta ni de carácter ni de personalidad sino que se siente en la necesidad de complacer a la sumisa que lleva dentro y tiene que saciar de manera egoísta pensando en ella egocéntricamente. Al igual que el Señor, convertido en Amo, se complace y se complementa con la sumisa siendo ésta la otra mitad de su cuerpo, la que está en su lado izquierdo que aparte de tener un brazo y una pierna con sus extremidades también tiene el corazón que late y que hará sentir los sentimientos por ella porque los gemidos, sollozos, quejidos y lamentos son pronunciados por la sumisa pero así mismo son sentidos por el Amo por eso hay un miedo secreto a perderla.

El Señor formará los cimientos para ser su Tutor y Amo y forjará a la sumisa a su imagen y semejanza para así ser el uno el reflejo del otro dejándose aconsejar mediante la palabra, pues si sabe leer sabrá escuchar y si sabe escuchar podrán hablar llegando esas palabras al fondo del ser y del espíritu de la sumisa siendo la esencia de la palabra la paciencia.

Saber “ser” y saber “estar” como sumisa en estos primeros momentos es importante y aparte del trato y el tratamiento al Señor de usted si la unión entre Amo-sumisa no existe y no se funde con la confianza siendo la esencia de la D/s. Sin esas dos esencias, paciencia y confianza, la relación no funciona e incluso el desastre en forma de fracaso está más que asegurado.

El Señor es un Pastor que traza, marca y guía con la luz de su faro el camino para que la sumisa no se descarríe ni se extravíe y velará, por lo tanto, para que no falte aceite en el candil y que la llama siga viva preocupándose por las necesidades de la sumisa y complaciéndose él también de ello. En ese camino la sinceridad es fundamental para que la sumisa se fíe y así se abra en cuerpo y alma para entregarse en la medida que puede dar ella de sí misma. Es normal que el ímpetu y las ganas de complacerse generen en la sumisa un hormigueo originado en su interior que recorre todo su cuerpo y es fácil y lógico que tenga ganas de satisfacerse en ese tacto tan delicado como sensual donde sus suspiros secretos alcanzan el éxtasis sexual del placer y donde sus orgasmos deben de estar guiados por el permiso de su Señor Amo. También es verdad que reprimir la espontaneidad de la líbido natural que la sumisa siente y confiesa es censurar la confianza de la D/s y luego se tarda mucho tiempo y cuesta gran trabajo recuperar esa confianza porque la relación entre Amo-sumisa se vuelve fría y distante con la consiguiente desconfianza que puede acabar en ruptura entre ambos.

Iniciar de forma correcta, precisa, técnica y exacta sin palabras sentimentales ni románticas puede tender a enfriar la relación y esto puede acarrear que la sumisa se presente con carácter rebelde, quizá por no sentirse llenada o entendida y esa rebeldía sólo trae insurrección que lleva inherente una insolencia y vulgaridad la cual de no ser disciplinada sigue como consecuencia el insulto y el desprecio tan ilógico como absurdo, lejos, muy lejos, de cualquier conducta o doctrina filosófica relacionada con la Disciplina China, pero más que ser reprendida tiene que ser el sentido común y ver por sí misma que tal actitud no lleva por ningún camino a ningún sitio. También es verdad que la falta cometida por ignorancia exime de la culpa por el desconocimiento previo y, pues, el daño inconsciente no debe de ser punible ni mucho menos castigado y más si la sumisa rectifica porque la disculpa cura la sanción del castigo.

Todo esto puede ser debido a varios factores pero quizás el más importante sea la falta de experiencia que la sumisa quiere suplir con el rápido aprendizaje de una aventajada alumna y conlleva que dicho interés acarree faltas tan inaceptadas como imprecisas en D/s pero para corregir esto, una vez más, tendrá que ser guiada y dejarse hacer tantas veces como ella necesite con la paciencia añadida de su Señor Amo. Sin embargo en ese camino trazado, de entrega hacia el Amo y de complacencia hacia ella misma, habrá momentos de desolación y desesperanzas, de soledades y angustias cuando la sumisa tenga que enfrentarse a su verdadera entrega exigida y ordenada por el Amo para el placer de serle obedecido siendo sometida a base de cera, atada con cuerdas diversas y castigada con disciplinas como flagelos, fustas o látigos lo que cultivará miedos, trabas y ambigüedades para dar el primer paso de sumisa huyendo, quizás, hacia el abandono por la sombra del fracaso si ella no se siente protegida y confiada con una fe ciega en su Señor Amo.

Hacer y crear en la sumisa un método de Iniciación y Aprendizaje hacia la D/s en que el orden y el camino correcto van por la misma vía como doctrina es vital ya que si una sumisa no complace no sirve y si no sirve no vale porque una mujer que no se entrega en cuerpo y alma con todos sus sentidos no siente verdaderamente la complacencia de darse y recibir al mismo tiempo porque la medida de la Disciplina China es entregarse sin medida.

{Rey}